Memorial de los Zapatos en la orilla del DanubioEnero de 1945 En la noche del 8 de enero de 1945, una brigada de ejecución de las Cruces Flechadas obligó a todos los habitantes del edificio judío de la calle Vadasz a salir a la orilla del Danubio. Durante el otoño e invierno de 1944-1945, después de que los alemanes hubiesen derribado el gobierno de Miklos Horthy y colocaron a Ferenc Szálasi y su Partido de las Cruces Flechadas, fascista, violentamente antisemita, en el poder. Los milicianos de las Cruces Flechadas recorrían las calles de Budapest golpeando, saqueando y asesinando a judíos públicamente. Miles de judíos fueron asesinados por toda la ciudad: su fusilamiento en el Danubio era conveniente, porque el río se llevaba los cuerpos lejos. A menudo, los asesinos forzaban a sus víctimas judías a que se quitasen los zapatos antes de ser fusilados y arrojados al río. Durante esos días de horror en el invierno de 1944-1945, el Danubio era conocido como “el cementerio judío”. El memorial El monumento está localizado en el lado de Pest del paseo del Danubio, a unos 300 metros al sur del Parlamento húngaro y cerca de la Academia de las Ciencias, entre las plazas Roosevelt y Kossuth. La composición, denominada “Zapatos en la orilla del Danubio”, recuerda a las 3.500 personas, 800 de ellas judías, que fueron asesinadas y lanzadas al río durante el período del terror de las Cruces Flechadas. El escultor creó sesenta pares de zapatos con la apariencia de la época de hierro, que fueron encastrados en la piedra del muro de la orilla, a lo largo de 40 metros en la orilla. En tres puntos se sitúan señales metálicas, con el siguiente texto: “En memoria de las víctimas asesinadas en el Danubio por milicianos de las Cruces Flechadas en 1944-45. Erigido el 16 de abril de 2005”. El memorial está compuesto por reproducciones de zapatos de hombres, mujeres y niños, situados en la orilla del agua, diseminados y abandonados, igual que si sus propietarios se hubiesen descalzado y los hubiesen abandonado allí mismo. Si se miran con atención, se ve que los zapatos están oxidados. La intimidad de este memorial es sorprendente y conmovedora. Los zapatos son tan tangibles que es fácil imaginar a las personas que los llevaban, cuyos pies les dieron forma, que fueron forzadas a dejarlos atrás antes de ser asesinados. Cada zapato tiene una personalidad; cada uno tiene la impresión del que lo llevaba. Lo único que falta es el propietario del zapato. |
Las personas que visitan el memorial en ocasiones encienden velas o dejan flores, colocándolas dentro de un zapato en particular que los conmueven o que le recuerda a alguien. Esto es lo que hace al monumento más trascendente, ante los hechos actuales en Hungría: podemos mirar los zapatos abandonados y “ponernos en los zapatos” de aquellos que fueron asesinados (literal y figurativamente)
En septiembre de 2014, numerosos zapatos fueron robados del memorial
No hay comentarios:
Publicar un comentario