jueves, 3 de febrero de 2011

San Blas


 Atribuyen a este santo poderes curativos para las enfermedades de la garganta

La procesión de la imagen de San Blas en las inmediaciones de la iglesia de San Nicolás, en la que se han bendecido los roscos y dulces que hoy adquirirán miles de pamploneses, ha renovado hoy la tradición que atribuye a este santo poderes curativos para las enfermedades de la garganta.
Pamplona, al igual que otras muchas localidades de Navarra, mantiene el sabor de esta celebración en el corazón de su casco viejo, en cuya plaza de San Nicolás y calle San Miguel se han instalado 44 puestos de venta de dulces y bollos.
En todo caso, además de la bendición de los roscos de los puestos, a lo largo del día será habitual que numerosos pamploneses se acerquen con alimentos propios, y con simbólicas cantidades de agua y sal que después mezclarán en los guisos en casa, para que sean bendecidos en las numerosas misas que tendrán lugar hoy en este templo.






La Iglesia de San Nicolas de Pamplona 

Erigida en el siglo XII, no nació sólo para atender oficios religiosos sino, sobre todo, para servir de bastión militar y defensivo de los vecinos de su burgo, del mismo nombre, siempre enfrentado con los otros dos burgos de la ciudad (Navarrería y San Saturnino).
Fue en 1222, en alguno de estos ataques vecinales, cuando un incendio arrasó la primitiva iglesia-fortaleza románica y hubo que construir una nueva, consagrada en 1231. Ubicada en el Casco Antiguo, entre la plaza de San Nicolás, la calle San Miguel y el Paseo de Sarasate, sus gruesos muros y verjas, así como la única de las tres torres de vigilancia que permanece en pie, dan cuenta de su conflictivo pasado.
El interior del templo es de bellísimo calado gótico en varias fases: al protogótico corresponde el trazado general con los alzados y cubiertas de cañón apuntado de las naves laterales y parte del muro central; del gótico del siglo XIV son las cubiertas de crucería de la nave central y el crucero y el presbiterio con muros con vidrieras. Contiene un gran órgano barroco, el más importante de Pamplona. En su exterior el gótico sólo es visible en dos puertas, el ábside y en algunas zonas del muro alto. El resto está oculto por los añadidos de Ángel Goicoechea en el siglo XIX: un pórtico neogótico, superposición de la casa parroquial de ladrillo visto con agún rasgo neomudéjar y una fachda abierta al paseo, compendio del eclecticismo medieval. Tuvo distintas torres y hoy sólo quedan dos: la de mayor tamaño, con un remate barroco con matacanes y otra más pequeña

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