El agua y el barro de Tiermas se caracterizan por su
proporción y olor a azufre y por sus propiedades contra la artrosis o los
problemas de la piel (Diario de Navarra)
Ya han pasado 48 años desde que en 1959 el llenado del
pantano de Yesa sepultó el pueblo de Tiermas. Sin embargo, cada año, entre los
meses de agosto y octubre, los baños termales de esta localidad situada a
cuatro kilómetros de la muga entre Navarra y Aragón asoman a la superficie al
bajar el nivel del agua del pantano.
Este año, debido a la ausencia de lluvia, Yesa se
encuentra al 26% de su capacidad, lo que ha ocasionado que, a finales de
noviembre, Tiermas todavía continúe haciendo las delicias de los aficionados a
bañarse en sus aguas que, aseguran, poseen propiedades curativas de la
artrosis, el reuma, el estrés o los problemas de la piel. Todas estas
propiedades las descubrieron los romanos, ya que este antiguo balneario data de
la época romana y vivió su máximo esplendor en los siglos XVII y XVIII. En la
actualidad, cada día acuden hasta Tiermas personas llegadas desde distintos
puntos de Navarra, el País Vasco, Aragón e incluso el sur de Francia. Debido a
la alta temperatura a la que se encuentra el agua que brota del balneario
natural de Tiermas, no es recomendable bañarse más de dos horas seguidas, ya
que se pueden sufrir bajadas de tensión (Diario de Navarra)
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